Señor Dios, tú has creado todas las cosas según tu Sabiduría infinita. Tú eres la verdadera fuente de Luz y Conocimiento. Complácete en derramar tu resplandor sobre mí y elimina la oscuridad de mi mente y fortalece mi voluntad, para que pueda liberarme del pecado y de la ignorancia.
Tú formas la alabanza a tu gloria incluso en los labios de los niños. Bendíceme para que mis palabras sean siempre alabanza tuya. Concédeme concentración para comprender, capacidad para retener, método y facilidad en el estudio, sutileza en la interpretación y abundante gracia de expresión.
Dirige todos mis esfuerzos desde su comienzo, guía su curso y llévalos a la perfección ante tus ojos. Toda alabanza a ti, único Dios verdadero, Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre. Amén.
Señor Dios, tu Espíritu de sabiduría llena la tierra y nos enseña tus caminos.
Mira a estos estudiantes.
Deje que disfruten de su aprendizaje y se deleiten con nuevos descubrimientos.
Ayudarles a perseverar en sus estudios
y darles el deseo de aprender bien todas las cosas.
Mira a estos maestros.
Que se esfuercen por compartir sus conocimientos con gentil paciencia
y esforzarse siempre por llevar la verdad a las mentes ávidas.
Haz que tanto alumnos como profesores sigan a Jesucristo,
el camino, la verdad y la vida,
por los siglos de los siglos. Amén.
¡Altísimo, omnipotente, bondadoso Señor! Tuya es toda la alabanza, toda la gloria, todo el honor y toda la bendición.
Sólo a Ti, Altísimo, pertenecen. Ningún labio mortal es digno de pronunciar Tu nombre.
Toda alabanza sea Tuya, mi Señor, por todo lo que Tú has hecho,
y primero, mi Señor, Hermano Sol, que traes el día; y luz nos das por medio de él.¡Qué hermoso es, qué radiante en todo su esplendor! De Ti, Altísimo, lleva la semejanza.
Toda alabanza sea tuya, mi Señor,
a través de la Hermana Luna y las Estrellas;
en los cielos Tú los hiciste brillantes, preciosos y hermosos.
Toda alabanza sea tuya, mi Señor, a través de la Hermana Agua,
tan útil, humilde, precioso y puro.
Toda alabanza sea tuya, mi Señor, a través del Hermano Fuego,
a través de los cuales iluminas la noche.
¡Qué hermoso es, qué juguetón! Lleno de poder y fuerza.
Toda alabanza sea tuya, mi Señor,
a través de la Hermana Tierra, nuestra Madre,
que nos alimenta en su soberanía y produce
frutas variadas con flores y hierbas de colores.
Toda alabanza sea tuya, mi Señor,
a través de los que conceden el perdón por amor a Ti;
a través de los que soportan la enfermedad y la prueba.
Felices los que perduran en paz,
por Ti Altísimo, serán coronados.
Toda alabanza sea tuya, mi Señor, a través de la Hermana Muerte,
de cuyo abrazo ningún mortal puede escapar.
Ay de los que mueren en pecado mortal,
¡feliz a los que encuentra haciendo tu voluntad!
La segunda muerte no puede hacerles daño.
Alabad y bendecid a mi Señor y dadle gracias,
y servirle con gran humildad.
-San Francisco de Asís