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Reverencia, Solano, Santidad...

22 de agosto de 2023
Beato Solano Casey
Fr. Antony Julius Milton, OFM Cap.

Por Fr. Antony Julius Milton, OFM Cap.

La reverencia fue la virtud fundamental que acompañó al Beato Solano en todos sus ministerios con los pobres y los enfermos. Es, de hecho, la virtud central que le condujo por el camino de la santidad. La reverencia del Beato Solano hacia los pobres y los enfermos no surgía de la condición ni del carácter de esas personas. Más bien, su reverencia hacia ellos nacía de una convicción espiritual más profunda de que habían sido creados a imagen y semejanza de Dios (Génesis 1:27). Siguiendo a Cristo tras las huellas de San Francisco de Asís, el Beato Solano se esforzó honestamente por ver a los enfermos y a los pobres como Dios los vería. Y tal reverencia hacia ellos era posible por el amor que el Beato Solano les tenía. Y ese amor sigue el modelo de Dios mismo, que dice al pueblo de Israel: "Vosotros sois preciosos y honrados a mis ojos". (Isaías 43:4).

Es el mismo amor reverencial que Jesús ejemplificó a lo largo del Evangelio con palabras y obras. Nada impedía a Jesús mirar a los pobres, los enfermos, los marginados y los llamados pecadores de su tiempo desde el punto de vista reverencial que Dios, el Padre, tiene hacia sus hijos. Es la misma llamada a la reverencia a la que San Pablo invita a responder a los filipenses en la carta que les dirige: "No hagáis nada por ambición egoísta o por vanagloria, sino considerad humildemente a los demás como superiores a vosotros mismos" (Flp 2, 3). El beato Solano fue alguien que respondió bien a la llamada y alcanzó las alturas de la santidad a los ojos de Dios.

El beato Solano sabía muy bien que, sirviendo a los pobres y a los enfermos con tremenda reverencia, Dios le liberó de sus propias dudas y de su incapacidad para sobresalir en las dotes lingüísticas que se esperaban de él para ser sacerdote en su tiempo. También sabía en el fondo de su corazón que sólo cuando empezó a servir a los enfermos y a los pobres con reverencia hacia ellos en su corazón, Dios le transformó. Y cada vez era más consciente de cómo Dios actuaba a través de sus debilidades.

San Francisco de Asís también tuvo esa experiencia transformadora cuando abrazó y besó al leproso al que aborrecía al principio. Sólo cuando San Francisco empezó a tratar con reverencia a los leprosos, los marginados de su tiempo, comenzó su conversión. Cuanto más les servía con reverencia, mejor seguía a Cristo pobre, humilde y crucificado. Porque en los leprosos, San Francisco vio a Cristo mismo.

Es sirviendo con reverencia a los pobres, los enfermos y los marginados de nuestras comunidades, de nuestro barrio y de nuestro mundo, como un seguidor de Cristo puede crecer en santidad según el modelo de San Francisco y del Beato Solano. A menudo, las personas que queremos evitar y mantener a distancia por diversas razones son aquellas a las que estamos llamados a servir con reverencia. Y esas mismas personas pueden conducirnos a la santidad. Se trata, en efecto, de una difícil llamada de Cristo y del beato Solano a cada uno de nosotros. Por eso, pedimos la intercesión del Beato Solano para que nos inspire e interceda por nosotros, a fin de que, siguiendo sus huellas, amemos con reverencia a los pobres y a los enfermos.

Señor, haz de mí un instrumento de reverencia

y fiel servidor de los enfermos y los pobres

Ayúdame a servirles de todo corazón

a ejemplo del Beato Solano, nuestro hermano

que escuchaba, consolaba, enseñaba y acompañaba a los demás

con profundo respeto y reverencia

 

Inspírame y fortaléceme hoy

para que pueda servir a los demás con alegría

Porque, al escucharlos, Tú me escuchas a mí

al consolarlos, Tú me consuelas

al enseñarles, Tú me enseñas

al acompañarlos, Tú me acompañas en el camino de la vida

  • ¡Amén!

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